DOS HERMANAS ARROPÓ A SU VIRGEN PESE AL CALOR Y LAS ALTAS TEMPERATURAS

"¡VIVAN LOS COHETES DE VALME!" fue uno de los vítores que pudieron oírse al inicio de la Romería, justo en Los Cuatro Cantillos.

Se volvió a demostrar aquello de que "Valme es Dos Hermanas, y Dos Hermanas es Valme". Los nazarenos acudimos a la cita con nuestra Protectora un año más y la acompañamos hasta su Ermita en Cuarto para cumplir con la centenaria tradición. Eran las ocho de la mañana cuando la Virgen de Valme salía de la Parroquia a los sones de su Himno, para ser entronizada en su carreta de flores de papel color rojo y blanco (estreno de este año y que le daba elegancia al carruaje) ante una Plaza de la Constitución completamente abarrotada por una marabunta de personas que no querían perderse los primeros metros de recorrido de la Señora. De hecho, a los propios bueyes les costaba avanzar por este motivo. En la calle Santa María Magdalena llovían los primeros pétalos mientras que un poco más adelante, ya en Los Cuatro Cantillos, volvían a caer flores desde las alturas gracias a su Coro que se encontraba interpretando, a la par, "Media Vida" a las plantas de la carreta. Es en este momento cuando se escuchó un singular vítore que decía "¡VIVAN LOS COHETES DE VALME!" en alusión a la normativa que tantísima polémica ha desatado estos días.

La Protectora se encaminaba a la Plaza de El Arenal para tomar la Avda. de Sevilla y salir de Dos Hermanas por la "Venta las Palmas" y la Carretera Vieja entre un verdadero río humano de amor y devoción por Ella que no la abandonó pese al calor que, por desgracia, causó estragos en los bueyes, haciendo que la comitiva llegara a la Ermita con casi una hora de retraso. Era allí donde la efigie mariana era depositada en el Altar que antaño ocupaba con asiduidad por cuatro horas, antes de emprender el regreso a las seis de la tarde. En ese tiempo, una inmensa cola de gente no paraba de crecer en los alrededores del Santuario para contemplar al Bendito Simulacro de la Madre de Dios.

El broche de oro se ponía pasadas las once de la noche cuando, tras entrar en Dos Hermanas y pasar por la Casa Hermandad de la Oración en el Huerto y su monumento en la Plaza Menéndez y Pelayo, la Santísima Virgen de Valme entraba en Santa María Magdalena para seguir recibiendo las visitas de los devotos que imploran su Valimiento.

Centrándonos en la Sagrada Imagen, Ntra. Sra. de Valme lucía un manto de terciopelo azul bordado en plata que fue donado en 1996 por dos hermanas devotas y realizado por Agustín Zambruno, así como una mantilla de encaje de chantillí del siglo XIX como toca de sobremanto. También llevaba prendida, en el cojín que se encuentra a sus plantas, la Medalla de la Ciudad, el broche de los carreteros que fue donado y bendecido al finalizar el último día del Quinario, la medalla donada por la Hermandad de la Virgen de Gracia de Carmona y un alfiler de oro que reproducía un cohete, donado en 2009 por el cohetero (D. E. P.) Francisco Camacho Quinta.

A continuación, y a través del objetivo de Alejandro Alguacil, pueden contemplar la galería fotográfica.





















































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